De todos los cuidados de enfermería
mencionados anteriormente, los cuidados de aseo e higiene son los más difíciles
de realizar, pues son efectuados diariamente por las enfermeras y son otorgados
a todos los pacientes sin importar cuál sea su condición médica.
Una
de las prioridades del quehacer del técnico en enfermería, es la preocupación por
el bienestar físico y psicológico del paciente, sobre todo si éste se encuentra
incapacitado para satisfacer sus necesidades básicas. De ahí nace la
importancia del rol del técnico de enfermería, transformándose en un apoyo
fundamental en la realización de las actividades destinadas a mejorar el grado
de bienestar y pérdida de la dependencia, durante la presencia de enfermedad u
hospitalización; haciendo de su estadía una experiencia más agradable.
En
cualquier procedimiento o intervención a realizar, se debe tener en cuenta el
grado de dependencia y autonomía del paciente. Según la Ley de Dependencia de Madrid,
España, en su artículo 2.2, dependencia es el estado de carácter
permanente en que se encuentran las personas que, por razones derivadas de la
edad, la enfermedad o la discapacidad, y ligadas a la falta o a la pérdida de
autonomía física, mental, intelectual o sensorial, precisan de la atención de
otra u otras personas o ayudas importantes para realizar actividades básicas de
la vida diaria o, en el caso de las personas con discapacidad intelectual o
enfermedad mental, de otros apoyos para su autonomía personal. Por el
contrario, la ley en su artículo 2.3
define autonomía como aquellas acciones que permitan a la persona
desenvolverse con un mínimo de autonomía e independencia, tales como: el
cuidado personal, las actividades domésticas básicas, la movilidad esencial,
reconocer a las personas y objetos, orientarse, entender y ejecutar ordenes o
tareas sencillas.
Cuando
una persona está enferma suele necesitar de ayuda para realizar su higiene personal.
Al no poder realizarlo por sí sólo, se pone en juego su autoestima y su pudor,
disminuyendo así su comodidad y confort. Además, en las personas enfermas, está
deprimido su sistema inmunitario, lo cual favorece la aparición y presencia de
infecciones, agravándose con una falta de higiene. El sentirse limpios y
frescos les ayuda a levantar el ánimo, sentirse cómodos; y en mejores
condiciones[1].
Los cuidados matutinos que son realizados a
los pacientes hospitalizados son muy importantes para mantener la autonomía del
paciente, su salud física, su estado físico, mejorar sus relaciones sociales y
promover en el paciente que no pierda sus hábitos de cuidado personal sin
importar su estado de enfermedad. El grado de dependencia del paciente permite
observar cual es el grado de invalidez, autoayuda y reconoce que capacidades
físicas y psicológicas tiene para realizar su propio higiene personal y de esta
manera ser partícipe activo de la actividad junto con el apoyo de la enfermera.
INDICACIONES DEL PROCEDIMIENTO
- Esa técnica está indicada para ser realizada diariamente en cada paciente durante su estadía en un centro de salud.
- Se considera el estado general del paciente y su patología, cada vez que sea necesario.
- Posterior a sufrir cualquier tipo de incidente (por ejemplo vómitos explosivos, sangramiento de heridas etc.)
- Cada vez que surja algún imprevisto en la condición del paciente, que impida que este realice el baño por sí solo.
OBJETIVOS DEL PROCEDIMIENTO
- Proporcionar bienestar físico y mental al paciente.
- Promover, mantener hábitos de higiene personal.
- Facilitar La eliminación a través de la piel.
- Preparar al paciente para el acto quirúrgico.
- Estimular la circulación sanguínea y dar oportunidad para ejercicios[2].
TIPOS DE DEPENDENCIA
La dependencia no se manifiesta siempre de
la misma forma A veces aparece bruscamente y otras de forma progresiva. La dependencia,
física o psíquica, a veces se detecta rápidamente y en otras pude pasar
desapercibida.
-
La dependencia
física puede sobrevenir bruscamente,
de manera que el entorno familiar la percibe con toda claridad. Pero también
puede aparecer de forma progresiva y lenta, cuando, por ejemplo, se
suman algunas afecciones o dificultades: pérdida de vista o de oído;
dificultades para hacer algunos movimientos, como salir de la bañera,
abotonarse la camisa o conducir un coche. La dependencia, entonces, es más
difícil de medir y de percibir, tanto por el entorno familiar como por la
persona afectada. Estas limitaciones acumuladas son con demasiada frecuencia
achacadas a la edad, como si fueran algo inevitable, lo que impide buscar
soluciones médicas –operaciones, rehabilitación, medicación– que permitirían
superarlas o mitigar sus efectos sobre la autonomía y, en consecuencia, sobre
la moral de la persona mayor.
-
La dependencia
psíquica o mental sobreviene generalmente de forma progresiva. Se
aprecia cuando la comunicación cotidiana va perdiendo poco a poco sentido,
coherencia y eficacia. La conversación se hace casi imposible. Las personas
afectadas comienzan a ser incapaces de expresar sus necesidades y de cuidarse a
sí mismas. Para las familias, el primer paso (¿y el más doloroso?) consiste en
admitir el cambio psíquico que se ha producido en el enfermo, incluso por
encima del desgarro que produce observar el deterioro de un ser querido.
-
La dependencia
afectiva puede estar provocada por un golpe emocional que implica cambios de comportamiento. Los
despistes se multiplican y las demandas de compañía, también. Estos síntomas, a
veces difíciles de descifrar, son llamadas de atención. Las personas mayores
ven a menudo desaparecer a sus amigos. A la soledad que conllevan estas
pérdidas, se añade la legítima inquietud: “¿Cuándo me tocará a mí?”. Esta forma
de dependencia se manifiesta en la necesidad de estar siempre acompañado y
alentado para relacionarse con los demás.
GRADOS DE DEPENDENCIA
Los diferentes grados de dependencia se fijan en función de la
autonomía de las personas, de la intensidad del cuidado que requieren las
necesidades individuales de cada persona. La valoración para determinar el
grado de dependencia del solicitante ha de realizarse en situación basal, es
decir, en el entorno en el que habitualmente reside.
GRADOS DE VALORACIÓN Y RECONOCIMIENTO DE LA
SITUACIÓN DE DEPENDENCIA[3]
Grado
I.
Dependencia
moderada
|
Grado
II.
Dependencia
severa
|
Grado
III.
Gran
dependencia
|
Cuando la persona necesita ayuda para realizar varias actividades
básicas de la vida diaria, al menos una vez al día, o tiene necesidades de
apoyo intermitente o limitado para su autonomía personal
|
Cuando la persona necesita ayuda para realizar varias actividades
básicas de la vida diaria dos o tres veces al día, pero no requiere la
presencia permanente de un cuidador.
|
Cuando la persona necesita ayuda para realizar varias actividades
básicas de la vida diaria varias veces al día y, por su pérdida total de
autonomía mental o física, necesita la presencia indispensable y continua de
otra persona.
|
De
igual manera, existe una valoración de grados de dependencia pero es utilizada
en menor porque hasta hace poco se están visualizando nuevos niveles que
oscilan entre 4 y 5.
-
Grado de dependencia I:
Que puede
realizar sus actividades por sí solo con la mínima intervención de la enfermera
en la satisfacción de sus necesidades.
-
Grado de dependencia II:
Requiere de
apoyo y ayuda parcial para la satisfacción de necesidades.
-
Grado de dependencia III:
Requiere de
apoyo casi total para la satisfacción de necesidades.
-
Grado de dependencia IV:
Requiere total apoyo
para satisfacción de necesidades.
[1]
Guía de aprendizaje aseo y confort del paciente.
Citado el día 28 de Marzo de 2013 en http://xurl.es/gzwtj
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